17. Hacia una ZOOCIEDAD: El Animal Político
En este episodio nos aproximamos a la idea del ANIMAL POLÍTICO planteada por Aristóteles y por qué nuestras sociedades contemporáneas deben aprender de las continuas protestas sociales. El complejo tejido de las interrelaciones humanas no puede simplemente manipularse. Todos los grupos humanos deben llegar a acuerdos mínimos que les permiten gobernar y ser gobernados en el libre ejercicio de sus derechos fundamentales. De lo contrario, solo viviremos en una ZOOCIEDAD.
La conciencia que poseemos sobre el mundo y nosotros mismos es, posiblemente la herramienta fundamental que nos separa de los demás seres vivos en el planeta. Sumada a la razón, la conciencia se convierte en el factor clave, la quintaesencia de la existencia humana, una especie de poder que nos permite percibir la realidad de maneras diferentes, trascendiéndolo todo, sublimándolo por medio del lenguaje. Tristemente, nuestras acciones individuales en muchas ocasiones van en detrimento del bienestar colectivo y la organización social, Creemos conocer, creemos saber, pero en realidad, no sabemos nada. Seguimos matándonos, abusando, destruyendo como una plaga.
Seguimos abriendo las compuertas a nuestros instintos más primitivos, seguimos siendo animales sin autocontrol, cediendo a los impulsos violentos de la excitación primordial: la ira, la codicia la sorna, el miedo y la venganza.
Estamos aquí gracias a la cooperación, a la unión social, al reconocimiento del otro como importante, como un eslabón de la cadena que todos conformamos... pero al mismo tiempo, e irónicamente, seguimos atentando contra el sentido profundo de esa unión, persistimos en la destrucción y el conflicto innecesario. Hoy abrazamos para mañana empujar, hoy besamos, para mañana golpear, hoy construimos para mañana destruir.
En este episodio vamos a aproximarnos a la idea del ANIMAL POLÍTICO y la importancia que tiene el reconocernos como parte de un tejido social. Revisaremos algunas de las más recientes manifestaciones de protesta social y por qué son relevantes.
Oscurece y las sombras se van adueñando progresivamente de la ribera aquí en el río. Este es uno de mis lugares favoritos para pensar y escribir.
Desde el inicio, algunas de las reflexiones de FIN DEL MUNDO PODCAST las he concebido aquí, así como las ideas de algunos episodios.
Lo que vivimos actualmente en el planeta no deja de atrapar nuestra atención, todos los aspectos de nuestra vida están de alguna manera relacionados con la crisis que nuestras sociedades actualmente están enfrentando. Los reportes de la OMS informan que aproximadamente 42 millones de personas se han contagiado de Coronavirus, estimando a la fecha más de un millón de muertos. El pronóstico de algunos expertos es que para finales del 2020 y principios de 2021 viviremos lo que ellos han denominado un ”Oscuro invierno”. Se cree que los casos incrementarán dramáticamente y que tendremos que sumirnos en nuevos y más severos confinamientos para evitar la catástrofe. Al mismo tiempo, en nuestro planeta aún persisten conflictos bélicos que azotan poblaciones que, increíblemente, aún guardan la esperanza de la paz. Siria, la República Centroafricana, Sudan del Sur y tristemente Colombia, se encuentran en el ese grupo de naciones donde los grupos armados persisten y en su lucha de intereses frente a los gobiernos, dejan a la población civil atrapada en un laberinto de desolación sin salida.
La economía por su parte continúa en un desplome apabullante que amenaza cada día de manera más seria y comprometedora el orden social. La lucha de clases no se había tornado tan descarnada desde hace siglos, ya que las profundas brechas en las diferencias sociales, la desigualdad y la inequidad siguen creciendo y las comunidades menos favorecidas han empezado a estallar progresivamente para intentar sobrevivir en un mundo cada vez más convulsionado.
Las respuestas que vienen a mi mente, me asustan, y aunque procuro encontrar las maneras amables, esos caminos que posiblemente podrían tomarse, cada vez veo cómo las opciones pacíficas, reconciliatorias y conscientes en pro del otro, se desvanecen con la crudeza de la realidad.
El tejido social que conformamos como individuos es un complejo entramado que vive en tensión y distensión permanente. ya en episodios anteriores abordamos las utopías y las distopías como escenarios posibles, lo cual nos ayudó a reflexionar sobre lo que deberíamos hacer en el presente para evitar al máximo un futuro desastroso.
Créditos: Jorge Fernández Salas @jorgefdezsalas
Las protestas sociales expresadas a través de marchas y manifestaciones multitudinarias en la calle no se han hecho esperar en algunas de las capitales del mundo. Particularmente en América Latina: Argentina, Chila y Colombia recientemente han sido protagonistas. El descontento general por la manera en que los gobiernos y las personas en el poder han tomado decisiones durante estos tiempos de crisis, ha sido un catalizador que ha puesto en evidencia la ya antigua y profunda brecha de la desigualdad social, el desempleo, la pobreza y la fractura de las instituciones en muchos países.
Aristóteles fue el primero en proponer en su libro Política el término griego “Zoom Politikon” que hemos traducido como “Animal Político”. Para Aristóteles, el hombre es un "animal político" que vive en una ciudad (del griego polis )Los hombres son seres sociales ya que "la naturaleza no hace nada en vano, los ha dotado de la capacidad de hablar, haciéndolos capaces de compartir conceptos morales como la justicia". El hombre no es el único animal social, en la naturaleza podemos observar cómo como abejas, hormigas, leones o lobos también son capaces de organizarse por un objetivo común. La diferencia radical es nuestra muy superior capacidad de decisión.
Las protestas en Chile se realizaron de manera conmemorativa lo que ocurrió el 19 de octubre del 2019. Cuando miles de personas en la calle expresaron su descontento por la situación sociopolítica. Este episodio quedó registrado para la historia latinoamericana como “El estallido social”. No obstante, los cambios esperados por los manifestantes que no tienen otra manera de expresar su descontento, no han llegado, cerrando el cerco de posibilidades a millones de familias que día a día deben enfrentarse a condiciones económicas cada vez más asfixiantes. Como animales políticos deberíamos reconocernos como parte activa de los sistemas sociales y las instituciones que hemos ayudado a construir o a las que pertenecemos, pero parece que, contradictoriamente, nuestras capacidades de elección e intervención, tienden a desaparecer y a esfumarse, la zoociedad, con z y doble o, parece ser el nuevo marco de posibilidades.
En Colombia las cosas no son diferentes. Durante las protestas recientes cerca de siete mil indígenas se movilizaron para exigir un diálogo directo con el Presidente de la República. En quechua, la palabra "minga" o "minka" hace referencia a la reunión de diversos actores, saberes y herramientas en busca de un objetivo común.
Es una institución precolombina que sirve para todo: desde la construcción de un puente hasta la preparación de un almuerzo.
"En lo político es igual", explica Marilen Serna, miembro de la comisión política de la Minga. "Cada grupo apoya con lo que puede, comida, guardia, autoridades, música, pero el fin es la construcción de un país mejor".
Una cosa es la minga como acto de reunión y otra es la Minga Indígena, el movimiento de protesta que se creó en el sur de Colombia a finales del siglo pasado en busca de reivindicar sus derechos.
Estas voces constituyen una muy disminuida expresión de la realidad latinoamericana. En este caso las dificultades se asocian a la pobreza, la escasez de recursos y oportunidades laborales, acceso a recursos como agua limpia y energía eléctrica y respeto por el ejercicio de derechos fundamentales como salud y educación. Si nos aproximamos a otros países, seguramente encontraríamos similitudes ya que la recesión económica global ya venía en marcha aún, antes de la aparición de la epidemia, que sólo llegó para ponerla al desnudo.
Para Aristóteles el hombre es un ser social por naturaleza, que no puede vivir aislado y sin contacto social; un hombre solitario solo podía ser un ser superior (dios, héroe) o inferior al hombre (bestia), pero nunca igual. Por eso su idea de Animal Político define nuestras acciones cotidianas individuales y colectivas.
Es increíble que como epecie hayamos sobrevivido, a nosotros mismos, pero es precisamente esa capacidad de organización y entendimiento la que irónicamente ha determinado que podamos reorganizarnos, es nuestra especial habilidad de adaptarnos al cambio gracias a la razón, lo que ha facilitado que decidamos erigir nuevos baluartes, aún cuando previamente han sido arrasados, por nosotros mismos. La disolución del imperio romano, el encuentro entre Europa y América que desencadenó el periodo de conquista y colonia, la primera y segunda guerra mundial, la guerra fría y el colapso económico de 2008 fueron sucesos que cambiaron drásticamente el modus vivendi del ser humano. Sus consecuencias determinaron transformaciones sociales profundas de las cuales hoy todavía, con mucha seguridad. recibimos ecos e influencias. Aquí estamos como animales políticos, diseminados en las urbes, compitiendo, apostando, acechando o planeando, jugando al eterno juego del cazador y la presa, donde el pez gordo se come al más chico, aplicando con creces la ley del más fuerte. En este salvajismo contemporáneo, las muestras de compasión y empatía invitan a conservar algo de esperanza, quizás por eso mi encuentro casual con el señor Carlos en un restaurante sea el mejor epílogo para este episodio.
Ha oscurecido completamente y el río cobra una nueva vida. Sus aguas color plata reflejan una luna imposible de describir y si lo intento sería terriblemente injusto. Aquí en la ribera, no dejo de pensar en el joven chileno que se esfuerza por sobrevivir día a día con un ingreso económico tan escaso, en los indígenas colombianos que en representación de tantos otros oprimidos solo desean ser escuchados por quienes supuestamente deberían protegerlos y facilitarles mejores condiciones de vida… Resuenan en mí las palabras de esperanza de Juan Carlos, que exiliado de su natal Argentina también busca aquí en los Estados Unidos algo mejor, mejores posibilidades a sus 66 años. El animal político necesita reconocer que pertenece, que de sus acciones se desprenden consecuencias que alteran el curso de otras vidas en una efecto dominó cíclico e infinito. El animal político necesita encontrar el mejor camino para satisfacer sus deseos sin extinguir los sueños del vecino, el animal político necesita valorar la organización social y las diferencias que puedan parecerle irreconciliables, porque esa es un tarea, esa su misión. No podemos seguir devorándonos en medio de una pandemia global, ignorando que la desgracia no es con nosotros porque podemos servirnos un plato en la mesa o sonreír en una tarde de ocio, no podemos pensar que es solo el otro el responsable de la colmena de la cual yo felizmente sigo solo tomando la miel.
Es una situación complicada y la zoociedad ya no es más un grupo humano, a secas, es un entramado de complejas interrelaciones tribales culturales que a lo sumo podría proyectarse un par de generaciones más, si no actuamos pronto …
Hoy como es usual, emprenderé mi camino a casa rumiando estas ideas e intentando hacer algo con ellas. Posiblemente ahora estés escuchando o leyendo el resultado,
lo realmente importante es ¿qué harás después?
¿Qué vamos a hacer?
Crédito: Jon Tyson @jontyson
LINKS DE REFERENCIA.
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https://www.youtube.com/watch?v=0F-EN1t_Y2A&ab_channel=DWEspa%C3%B1ol